Por el momento, no existe ninguna cura para los TEA. Sin embargo, existen factores que van a influir de manera importante en el desarrollo de la persona que los presenta y en su calidad de vida. Es fundamental que el diagnóstico se realice de manera precoz y que el niño/a reciban una apropiada intervención temprana. También, es fundamental que los recursos educativos y comunitarios sean los adecuados a sus necesidades individuales, y que disponga de una red de apoyo que facilite su participación social.
Además, es imprescindible señalar que la persona con TEA sigue desarrollándose y aprendiendo a lo largo de toda su vida. Las características que definen los TEA no desaparecen al llegar a la vida adulta, aunque las necesidades si van cambiando con el tiempo.
Así, la calidad de vida de la persona y la de su familia van a estar influidas por las posibilidades de acceder a las intervenciones y apoyos adecuados, que se adapten a sus necesidades individuales, y que maximicen sus oportunidades de aprendizaje, de inclusión social y de desarrollo personal, manteniendo todos estos elementos a lo largo de la vida.
Detección precoz
La variabilidad en los TEA es muy grande. Sin embargo, pueden encontrarse algunos indicadores tempranos en el desarrollo del niño/a, que harían recomendable una valoración del desarrollo y su conducta actual que confirmase o descartase las posibles sospechas. Según el tramo de edad, algunas de estos indicadores serían los siguientes:
Hacia los 12 meses
No balbucea.
No hace gestos como señalar, mostrar objetos o saludar.
No reconoce su nombre.
Hacia los 18 meses
No dice palabras sencillas.
No mira hacia donde otros señalan.
Muestra falta de interés en juegos interactivos.
No señala para pedir algo.
Hacia los 24 meses
No dice frases espontáneas de dos palabras con significado (sin imitar o repetir lo que le han dicho otros).
No mantiene un contacto ocular adecuado y presenta dificultades para seguir estímulos con la mirada.
No comparte intereses ni expresa placer compartido en las relaciones con otros.
A cualquier edad se presentan pérdidas del habla, del balbuceo o de las habilidades sociales.